miércoles, 28 de agosto de 2013

Museos por descubrir. Pietro Canonica.

Pietro Canonica. "La mente sogna i desideri del cuore".

Martes pasado por agua, tormentas de verano a las que ya deberíamos estar acostumbrados llevando aquí casi dos meses, pero las soleadas últimas semanas nos han malacostumbrado. Y es que cuando caminas bajo la lluvia, paraguas en mano y sandalias en tus pies, ves lejanos los días en que disfrutabas del sol acostada sobre la hierba, aunque eso solo hubiera ocurrido tres días antes. Y es que el sábado fue un día de disfrutar del buen tiempo, de ver cosas conocidas y descubrir nuevas.

Ya os hemos hablado de Villa Borghese, una de nuestras zonas favoritas de la ciudad y una parada obligada en un día soleado como el del sábado. Pese a nuestras anteriores excursiones Villa Borghese aun escondía sorpresas para nosotros, algunas con nombre propio como el Museo Pietro Canonica. Pietro Canonica fue un escultor italiano nacido en el último tercio del siglo XIX, formado en toda Europa Canonica se estableció en Roma y fue aquí, en el corazón de Villa Borghese, donde asentó su hogar y taller. Delicadeza, elegancia y una fuerza interna muy marcada son las características de las obras de este poco conocido autor. Bustos de aristócratas y monarcas del cambio de siglo se entremezclan con esculturas alegóricas y de marcado tinte social . El museo te permite, a parte de disfrutar de sus maravillosas obras, conocer la otra cara de Canonica a través de la visita del taller y del hogar del escultor donde se puede admirar la basta colección de piezas de arte que Canonica recopiló a lo largo de su vida.

Si deseas conocer un poco más sobre Pietro Canonica en tu próxima visita a Roma puedes contratar tu visita guiada a Villa Borghese con En Roma.

Pietro Canonica. Sueño de primavera. Detalle


lunes, 26 de agosto de 2013

Viernes en Trastevere

Entre un éxtasis y un martirio: Trastevere, ¿algún lugar más?

Y vuelta a la oficina. Otra semana que ya estamos en lunes y el fin de semana se nos ha pasado volando. Parece mentira que el otro día estuviésemos tirados a la bartola en un parque leyendo nuestros libros y escuchando nuestra música, disfrutando el paisaje y distrayéndonos con las personas que pasaban por delante nuestra.

Pero antes que eso nos trabajamos el día. El viernes, tras comer con nuestros compañeros de trabajo, nos fuimos hacia el Trastevere. Hecemos unas compras de rigor – las compras siempre son de rigor y necesarias... – y decidimos visitar algunos lugares que todavía se nos habían resistido en esa parte de la gran urbe que es Roma. En Trastevere te puedes encontrear casi cualquier cosa, desde un éxtasis hasta un martirio, sí sí, habéis leído bien. No estamos locos (de momento) ni somos parte de ninguna secta, sino que el pasado viernes acudimos a ver una de las obras imprescindibles del genio de Bernini y otra del gran Stefano Maderno. Ambas grandiosas de por sí y envueltas en una atmósfera mágica, que invita a la contemplación y que recuerda lo vulnerable que es el hombre.

Según entramos en la iglesia de San Francesco a Ripa, entre capillas ornamentadas por las familias que están enterradas allí, casi como si fuese una típica iglesia de pueblo, con todo el encanto que ello conlleva, nos vimos inmersos en un ambiente totalmente diferente al que se respiraba en el resto del templo. Y es que al contemplar frente a frente la efigie de la beata Ludovica Albertoni, algo dentro de tí te dice: esto sí está tocado con la mano de algún dios. La expresión de éxtasis místico, los perfectos pliegues de los ropajes, la cadencia de las manos intentando sujetar algo de esa alma que se escapa por la boca... así se siente uno al contemplar tan magnífica obra, arrobado, y sólo se puede comparar esta visión del mármol hecho carne con lo que dijera algún día Teresa de Ávila:
Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero

Y siguiendo nuestra ruta por el Trastevere, hicimos otro alto en el camino para contemplar otra estatua hecha carne, la de una mártir que quedó inmortalizada por Stefano Maderno. Santa Cecilia in Trastevere, una basílica custodiada por monjes benedictinos y que custodia uno de los interiores más bellos de cuantos poseen las basílicas de Roma. Con un atrio convergente en una alberca y con una fachada que recordaría a los tiempos medievales, el interior se presenta con un ambiente totalmente distinto al que se esperaría encontrar. Iglesia amplia y diáfana, focalizando la atención del fiel en el altar mayor y en su mayor tesoso, Santa Cecilia se presenta desde lejos como una masa marmórea casi sin forma, pero según vas acercándote te das cuenta de la crueldad y la delicadeza de su figura. La santa patrona de la música, aparece inherte e el suelo, de lado y con la cabeza vuelta dejando ver el tajo en el cuello. Una imagen impactante, pero a la vez bella. Es difícil explicarlo con palabras, se tiene que vivir en propia persona, darse cuenta de la fragilidad de su cuerpo y de la delicadeza de su postura.


Sin duda, un día muy productivo, que mereció la pena sólamente por ver estos dos destellos de luz en un marco inmejorable. Y es que el Trastevere encierra todas estas cosas y más que iremos desvelando a lo largo de nuestra estancia en Roma. Yo no me lo perdería, ¿y tú?


Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni, Gian Lorenzo Bernini. San Francesco a Ripa.

viernes, 23 de agosto de 2013

Orígenes de Roma

Os presentamos un trabajo que hemos estado realizando durante estos días. Se trata de un video donde mostramos una visita por los "Orígenes de Roma". Para los que quieran realizar esta visita, podéis entrar en la página web de En Roma y solicitar la Visita personalizada a los Orígenes de Roma



martes, 20 de agosto de 2013

Nuestro periplo norteño: Ferrara y Venecia

Ferrara, Venecia y un solo fin de semana

Tras una semana de vacaciones volver a la que ya es nuestra "rutina" es complicado y más aun si arrastramos el cansancio de las dos semanas anteriores. Pero todo el cansancio merece la pena. 

Nuestras vacaciones comenzaron con una rápida escapada al norte. Cinco horas en un tren no pintan tan mal cuando las pasas con una interminable partida de trivial, muchas risas y muy buena compañia. Nuestra primera parada en nuestro periplo norteño fue Ferrara, más concretamente el piso de nuestra querida Paume. Tras instalarnos y tomar una buena cena, magníficas pizzas las de Ferrara por cierto, decidimos que podríamos aprovechar el sábado para visitar alguna ciudad cercana a Ferrara, nuestras posibilidades eran Verona y Venecia y pese a decantarnos por la primera el destino quiso que finalmente pasaramos nuestro sábado en Venecia.

Venecia es una ciudad que adoras o detestas, no hay punto medio, en mi caso me decanto por la primera opción aunque no puedo decir lo mismo de todos mis compañeros de viaje. Venecia no es la típica ciudad italiana ni mucho menos, lo primero que te sorprende claramente son sus famosos canales y puentes. Puente arriba y puente abajo recorrimos la ciudad parando para hacer alguna foto o para observar las máscaras que pueblan tiendas y escaparates. Tras unos minutos paseando por Venecia tienes la sensación de que algo falta en la ciudad y es en ese momento cuando echas en falta el ruido de los coches, motos y autobuses que normalmente llenan las ciudades "usuales", es sorprendente como nos hemos acostumbrado a esos sonidos, y más aqui en Roma donde el caótico tráfico es ya para nosotros algo cotidiano, pero en Venecia esto solo añade más encanto a la ciudad. Si visitais la ciudad no dejeis de ir a la Plaza de San Marcos, esta gran plaza es uno de los lugares con mas encanto de la ciudad y permite tomar un respiro entre puente y puente lo que se agradece. Así pasamos el día pateando Venecia y volvimos a Ferrara con muchas fotos y algunas máscara bajo el brazo.

El domingo estuvo dedicado a recorrer la ciudad que nos dio asilo en el norte. En tan solo el medio día que teniamos para recorrer la ciudad, ya que a las cuatro poniamos rumbo de nuevo a Roma, visitamos las zonas más famosas de Ferrara. En este caso el veredicto sobre la ciudad fue unánime y a todos nos encanto. Ferrara es una ciudad muy tranquila que posee toda la esencia italiana. Su centro histórico posee una catedral magnífica y el encanto de aquellos lugares donde parece que el tiempo se detiene. Una pena no poder pasar más tiempo en esta espléndida ciudad.

Por último resaltar nuestra increíble compañia, las señoritas Angela, Cris y Paume. Muchas gracias por esta gran semana.

Canal de Venecia


                                                                      Catedral de Ferrara

lunes, 19 de agosto de 2013

De vuelta a Roma

Fin de semana viajando y semana entera disfrutando

El fin de semana pasado, cuando nos dijeron que íbamos a estar sentados cinco horas en un vagón de tren hasta llegar a Ferrara, nos habríamos muerto de desesperación de no ser porque estábamos en buena compañía. Disfrutando de los paisajes que pasaban ante nuestros ojos cuando no estábamos en algún túnel y echando una partida al trivial, por fi llegamos a nuestro destino, donde íbamos a pasar lo que quedaba del fin de semana antes de volver a Roma.

Pero de nuestro viaje por el norte ya os hablarems mañana. Esta semana, como venían los padres de Melania a Roma, lo dedicamos a ejercer de guías por la ciudad. Con la ventaja del que está en un lugar ya un tiempo, pudimos disfrutar de la ciudad a un tiempo pausado y disfrutando de lo que ofrece. Yendo a sitios donde ya habíamos estado y algunos que eran nuevos para nosotros, pasamos una semana que nos gustaría repetir. Volvimos a ir al Vaticano, esta vez parándonos a ver detenidamente los museos y la basílica, con la misma gente que la vez anterior, con menos calor y disfrutando más.


Pero sin duda, yo me quedo con un momento de esta semana que ha sido inolvidable: el día 15 entramos por la mañana a Sana Maria degli Angeli e dei Martiri. Ya de por sí, esa iglesia es impresionante, pero estar sentado mirando hacia la nave lateral y que de pronto comience un concierto de órgano es una experiencia única. Los tubos interminables que exhalaban sonidos de arcángeles, la luz que entraba por los vanos termales, la atmósfera que se conseguía con el incienso...; lo dicho, una experiencia propicia para llegar al éxtasis.


Santa Maria degli Angeli e dei Martiri, Roma.

viernes, 9 de agosto de 2013

La "isla" de los Borghese

Villa Borghese, otro lugar que debes descubrir en Roma

La ropa tendida al sol de la calle: banderas de nadie/ gente que camina y luces de luna de barcos que parten/ plazas con palomas, puestos de claveles y de rosas blancas/ la ciudad antigua guarda la memoria de un tiempo que escapa.

Como diría Pasión Vega de Lisboa, pasear por Roma tranquilamente, sin prisas, a la sombra refrescante de los jardines y escuchando el rumor del agua, sintiendo el frescor de la noche o el lubricán de la mañana, es una experiencia que nadie debería perderse. Es sorprendente el cariño que se le puede coger a una ciudad como ésta en tan poco tiempo.

Y descubrir los jardines de Villa Borghese fue algo alucinante. ¿Cómo algo tan cerca de una ciudad tan populosa como Roma puede ser tan “salvaje” al mismo tiempo? A pesar de los rigores del clima estival, nuestra visita a la Galleria Borghese y nuestra posterior bajada por este fabuloso paraje se convirtió en otro aliciente más para amar esta ciudad. Encontrarte con personas que pasean en bicicleta, que hacen deporte, que se acuestan en el césped para compartir una merienda o una conversación, fuentes rodeadas de niños y perros refrescándose... Sin duda, Villa Borghese es un lugar idílico, un lugar de tranquilidad en medio del gran caos de la ciudad.

Disfrutando del paseo – menos mal que era cuesta abajo – dejamos la Villa Borghese a la que acudiremos sin duda muchas veces más en estos días de calor. De allí fuimos con nuestras compañeras de esta semana a la cercana Piazza del Popolo donde entre fotografías, rosas y espectáculos callejeros nos entretuvimos y charlamos de lo bien que nos había sentado bebernos poco a poco ese día, que ya por esas horas empezaba a consumirse.


Y por suerte, si no sabes qué hacer si vienes a Roma y quieres disfrutar de esta particular “isla”, EnRoma ofrece visitas guiadas por Villa Borghese , donde podrás obtener la misma experiencia o incluso más emocionante que la que hemos contado hoy.


Villa Borghese, Roma.

jueves, 8 de agosto de 2013

Nuevos descubrimientos. Galleria Borghese.

Galleria Borghese. Un lugar que no te puedes perder

Roma es una ciudad que siempre te sorprende, pese a llevar aqui más de un mes casi cada día descubrimos algo nuevo: un pequeño museo, un barrio con encanto o una tiendecita que vende cosas inimaginables. Ayer fue otro día de descubrimientos en nuestra visita a Galleria Borghese, es cierto que la palabra "descubrir" no es la más correcta en este caso, ya que era uno de los primeros lugares que teníamos apuntados en nuestra lista de visitas obligadas, pero una cosa es conocer de su existencia y otra muy distinta es hallar todos sus secretos.

Como buenos historiadores del arte muchas de las grandes obras de Galleria Borghese ya las conocíamos: Apolo y Dafne de Bernini, la Dama del unicornio de Rafael o la Virgen de los Palafreneros de Caravaggio son algunos de los tesoros que guarda este museo pero no los únicos. Pasear por sus salas y descubrir un Rubens o un Botticelli son algunas de las sorpresas que te llevarás en este museo. En estos ultimos días ver las caras de sorpresa de nuestras amigas cada vez que visitamos un nuevo lugar (nuevos para ellas y conocidos por nosotros) ha sido una de las cosas más divertidas de estos días pero en esta ocasión su cara era un reflejo perfecto de las nuestras. 

Si quieres descubir todos los secretos de este museo no dudes en contratar la visita guiada a la Galleria Borghese que te propone En Roma así no se te escapará el más mínimo detalle.

G.L Bernini. Rapto de Proserpina. Galleria Borghese 

miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Roma o el Vaticano?

Nuestra experiencia en el Vaticano

¿Sobre qué escribir hoy? Esa es la pregunta que nos hacemos día tras día. Y es que a pesar de estar viendo cosas nuevas e impactantes a diario, parece que te acostumbras a estar rodeado de tanta grandeza y exhuberancia. Es una sensación que sólo pueden sentir los lugareños y algunos privilegiados como nosotros. Es extraño.

Ayer acudimos con nuestras compañeras a visitar el Vaticano y sus museos. Pasamos casi toda la tarde allí, pero por lo menos yo, habría preferido estar todo el día. Hay tantas cosas, yanto espacio, tanta gente y tan poco tiempo, que tienes que ir saltándote cosas por necesidad para poder quedarte con una visión general. Sin duda, el Vaticano encierra tesoros impresionantes, pero la visita que hicimos ayer particularmente no me agradó demasiado. Entre tanto calor y tantísima gente por los pasillos de los Museos Vaticanos, no nos podíamos detener ante ningún sitio porque íbamos casi por inercia. A pesar de haber reservado las entradas con antelación y no haber tenido que hacer cola, la sensación de agobio fue la misma. Afortunadamente, llegó un punto en que decidimos pararnos y descansar, descansar de tanta gente y descansar de tanta belleza.


Un día agotador, sin embargo, nuestra pequeña estancia en el Vaticano a parte de reconfortar nuestras ansias artísticas, nos sirvió para dar un respiro ese día en que vimos tres de las cuatro basílicas mayores de Roma. Desde luego, merece muchísimo la pena ir al Vaticano. Es una de estas cosas que te esperas, que has visto hasta la saciedad, pero que te impresiona nada más poner un pie dentro. Ver obras de la talla de Rafael, Bernini o Miguel Ángel todas reunidas en un inmenso espacio bañado de un aura mística, es algo que al menos una vez en la vida se tiene que ver. Y nosotros también tenemos la suerte de contar en el sitio donde trabajamos con la posibilidad de contratar visitas guiadas en el Vaticano con guías profesionales, que te ayudan a comprender la belleza que esconde y te sugieren lo que significa. Una auténtica experiencia divina.

martes, 6 de agosto de 2013

Roma. Miles de posibilidades

Roma. ¿Cuál es la tuya?

Roma es una ciudad que ofrece miles de posibilidades: desde sus monumentos más famosos hasta pequeños rincones repletos de encanto pasando por museos desconocidos que albergan impactantes obras de arte. En este último mes nosotros hemos disfrutado de todo ello, hemos podido contemplar algunas de las obras más importantes que hemos estudiado, paseado por zonas que te dejan con la boca abierta o descubierto lugares y obras de arte que nos fascinan, por ello cuando esta semana han venido nuestras amigas las ganas de enseñarles Roma se han mezclado con las ganas de mostrarles "nuestra Roma".

Las últimas semanas en el trabajo nos hemos dedicado a diseñar unos recorridos por la ciudad para aquellos que visitan Roma por unos dias, monumento por aqui y plaza por allá en unos días el trabajo estuvo acabado pero ahora, cuando tenemos que "diseñar" un recorrido por Roma para nuestras amigas, la cosa se complica. Donde antes fue "deben ir desde Santa Maria Maggiore hasta San Giovanni Laterano" ahora se convierte en "deben ir desde Santa Maria Maggiore hasta San Giovanni Laterano pero parando en el Museo de Arte Oriental porque a Paume le encantaria" así poco a poco, lugar más lugar, lo que antes fue un sencillo recorrido ahora se transforma en miles de puntos en un mapa que deben de visitar ya sea porque son famosos, por sus gustos o por nuestra formación como historiadores del arte. Debemos de confesar que a veces unir todos los puntos no es sencillo, a veces casi imposible, pero merece la pena aunque solo sea por ver sus caras de sorpresa cuando visitamos ese museo que sabías que tanto les gustaría. Así en estos días, tras unos litros de agua y algunos quebraderos de cabeza nuestros para unir todas las piezas, esperamos ayudarlas para que descubran "su Roma".

lunes, 5 de agosto de 2013

Roma, siempre Roma

Descubriendo de nuevo nuestros lugares en Roma


Roma, la bella de Italia, la más augusta entre las ciudades del globo, la cuna de nuestra civilización, sede de una de als religiones más importantes, la ciudad donde los turistas se agolpan y donde los mosquitos no te pican, muerden. Todo eso se puede resumir en una palabra: Roma.

Tras un mes a nuestras espaldas, un moreno en los brazos y el cuello y unos cuantos kilos menos, la ciudad nos sigue sorprendiendo. Precisamente ayer llegaron unas amigas, de las cuales os hemos hablado ya algunas veces, y su reacción al ver Roma fue la misma que la nuestra los primeros días al llegar: la boca abierta, la cámara  de fotos como extensión de nuestros brazos y un dolor en el cuello importante. Nos agradó que les gustara tanto como a nosotros, les enseñamos algunos de nuestros rincones y las recibimos con los brazos abiertos, como todo buen romano.

Al llegar a la estación de Termini y perderse por los alrededores – hay que decir que nuestras indicaciones eran claras, vagas pero claras... –, las recibimos con unos carteles con su nombre y su signo de identidad: para Ángela una flamenca y para Cristina un gatito. Para que luego se quejen de nuestras atenciones. Llegando al hotel que les habíamos buscado nosotros, descansar y comer un poco decidimos llevarlas al Palazzo Barberini, un palacio barroco convertido en Museo Nacional y sede de una de las más importantes colecciones de arte en la ciudad de Roma, sólo con mencionar a Bernini, Caravaggio, Rafael o el Greco, merece la pena acercarse a echarle un vistazo, o pasar toda la tarde absorvidos por el gran techo del salón principal del palacio, el “Triunfo de la Divina Providencia”, alegoría del poder de la familia Barberini pintada por Pietro da Cortona.

No se puede explicar con palabras la sensación de paz, pero a la vez de agitación que transmite esta estancia. Inmensa, pero a la vez íntima; grande, pero visible en un sólo vistazo; sobrecogedora, barroca. Lo diremos en pocas palabras: empezaron a cerrar el museo y nosotros todavía estábamos acostados en los divanes contemplando esa estancia.


Y es que Roma es así, puedes levantarte a disgusto, puedes pelearte, pero cuando te quedas mirándola se te olvidan todas las penas, más efectiva que la cerveza...


viernes, 2 de agosto de 2013

La Roma más mágica. Quartiere Coppede

Quartiere Coppede: irrealidad y encanto en Roma.

Ya hablamos de que Roma está formada por multitud de "islas": barrios, plazas y monumentos que pese a estar uno al lado del otro parecen sacados de mundos totalemente diferentes. Ayer visitamos una de esas zonas, un barrio a menos de media hora a pie del centro pero que parece no formar parte de la misma ciudad. Nos referimos a la zona de Coppedè, el lunes ya visitamos la zona para ir a cenar por allí pero ayer decidimos volver para verla a plena luz del día y hacer unas cuantas fotos.

Lo primero que te sorprende es la tranquilidad que se respira, las calles no estan atestadas de turistas que buscan de aquí para allá la mejor foto, la mayoría de peatones que te encuentras son familias o grupos de amigos que charlan en los bancos o disfrutan de un helado. Nadie pensaría que es en esta zona donde se encuentra el mítico Piper Club, una de las discoteca más famosas y antiguas de toda la ciudad. 

Paseando, la arquitectura capta toda tu atención, sobre todo un conjunto de edificios denominados  "Quartiere Coppedè". A ellos se accede a través de un gran arco que forma parte del Palazzo degli Ambasciatori. Este edificio destaca entre todas las construcciones de su alrededor, un edificio monumental con un aire de antigüedad impregnado en sus piedras pese a ser un edificio de principios del siglo XX. Cuando la sorpresa pasa y tus ojos comienzan a buscar los detalles encuentras desde cabezas de carnero a victorias aladas pasando por caballitos de mar y abejas. Este amplio catálogo iconográfico fue ideado por el arquitecto Ginno Copedè. El edificio como su nombre indica (y parte del futuro barrio) estaba destinado a los embajadores de la ciudad y por ello Ginno tuvo la oportunidad de expresar sus inquietudes artísticas más profundas (aunadas bajo su lema «Maiorum exempla ostendo/artis praecepta recentis») dando al edificio una interesante simbología pese al eclecticismo propio de este periodo. 

Pasando bajo el arco entramos a la "isla" donde lo primero que ves es una pequeña fuente central, la Fontana delle Rane, que aporta un cariz aún más mágico a esta zona. Alrededor de la fuente se levantan tres edificios que pese a ser totalemente distintos aportan una extraña armonía a toda la zona. A la derecha el Palazzo del Ragno, llamado así por la gran araña que decora la gran cristalera sobre la puerta de ingreso, está dividido en cuatro pisos con un balcón en forma de logia en el tercero de ellos mientras en su parte baja fieras cabezas de leones flanquean la puerta. A su lado Il Villini delle Fate es el edificio que más misterio alberga y donde el eclecticismo es más acusado, entre sus arcos de raigambre islámica y columnas clásicas el arquitecto deja patente su amor por su ciudad natal, Florencia, a través de la representación de Dante y Petrarca y la inscripción "Firenza sei bella". Por último, cerrando la plaza, encontramos el Ospes Salve de color blanco y azul con pequeños detalles dorados en su arco de ingreso, allí salamandras y elementos de la iconografía astral se unen dando la misma sensación de irrealidad que sus vecinos.

Tras ver todo esto no nos sorprendemos al saber que  "Quartiere Coppedè" ha sido el escenario de películas de terror tales como "Inferno" o "L' ucello dalle piume di cristallo" a las que han aportado su atmósfera de misterio e irrealidad que a nosotros nos ha conquistado.

Nosotros mientras tanto, seguiremos explorando y encontrando nuevos lugares con encanto que dejaremos plasmados en este blog. 

Palazzo degli Ambasciatori. Detalle


jueves, 1 de agosto de 2013

¿Necesitas ayuda en Roma?

Entre reflexiones y consejos prácticos para sobrevivir en Roma

Si ayer hacíamos referencia a un monumento en concreto, el Ara Pacis Augustae, hoy nos vemos en la obligación de reflexionar más allá del arte. Tras cumplir un mes en Roma (¡Ya llevamos más de un mes aquí!) nos hemos dado cuenta de lo que empezamos a querer en la vida, al menos en mi caso. Tras dar un paseo por el centro, entrar al Monumento a Vittorio Emanuele y terminar de ver la colección de los Museos Capitolinos, decidimos sentarnos a contemplar el foro desde nuestro peculiar “umbiculus urbis Romae”, nuestra pequeña terraza frente al Arco de Septimio Severo.

Y así, entre el vuelo de las gaviotas y las palomas, decidimos hacer nuestros auspicios al pie del Campidoglio.  Estar en una ciudad que no es la tuya, aun habiendo estudiado muchísimas de sus partes, al principio es una sensación extraña: no sabes por dónde moverte, no conoces las zonas, ubicas lugares a medias...; pero cuando ya llevas viviendo un tiempo la cosa cambia. Empiezas a independizarte de los todopoderosos mapas, vas conociendo en conjunto, controlas las distancias, descubres rincones maravillosos... Y esto es, suponemos, lo que nos ha pasado ya. Si al principio teníamos miedo de no encontrar piso, ahora tenemos miedo de Septiembre, porque ya nos queda muy poco para volver a nuestras rutinas.

Pero dejando de lado nuestros peculiares fantasmas, queríamos deciros algo más importante. Al llevar aquí todo este tiempo, hemos ido descubriendo lugares especiales, tanto por su magia como por ser baratos en una de las ciudades más caras de Europa, todo hay que decirlo. La búsqueda de hotel es algo que todo turista debe hacer antes de llegar a Roma. En internet se encuentran páginas muy eficaces, como la página de booking de En Roma, siendo posible buscar tanto hotel como apartamento si prefieres quedarte más días. Pero, lo que sí es cierto, es que en Internet no se encuentran todas las posibilidades que ofrece una ciduad como esta. Hay muchos establecimientos que no poseen un sitio en la red, y que ofrecen también muy buenos servicios, llegando a ser incluso mejores y a mejor precio que los que se pueden buscar desde tu ordenador. Via Nazionale es el claro ejemplo de esto, pero claro esto sólo puedes comprobarlo una vez que se está aquí.

Lo mismo pasa con los sitios donde comer. Si quieres ir sobre seguro, podemos aseguraros que hay multitud de buenos restaurantes donde comer. Además de los socorridos sitios de comida rápida, en Italia hay multitud de establecimientos que también ofrecen variados platos de su gastronomía típica. De esta manera, callejeando por las zonas donde se suelen concentrar los turistas, puedes encontrar buenos lugares para una buena comida o cena. Pero también, en los lugares que se van apartando del epicentro, como por ejemplo la zona lateral del Colosseo, o en las calles que van alejándose de Via Nazzionale, o por el Laterano, podemos encontrar lugares para comer barato. Lo mejor para comer en estos casos es una porción de pizza al taglio, que se paga según pese (no suele costar más de dos o tres euros). Y claro está, el agua se llena de las fuentes de la calle – aquí el que gasta en agua es porque quiere.